El Gran Premio de Bélgica nos deja un mar de dudas a los aficionados al bicampeón del mundo Fernando Alonso. No cuestionamos un ápice su profesionalidad, sino que comprobamos la fatalidad que acompaña este año de nuevo a Fernando. Sea por lo que fuere, siempre pasa algo cuando acariciamos el podio. Una salida ejemplar en un mar de incertidumbre avaló de nuevo a Fernando, un comportamiento ejemplar durante las 24 vueltas que duro su estancia en pista hizo que alimentásemos la esperanza de lograr otro buen puesto con un coche por debajo de sus posibilidades. Pero la sensación generalizada que tenemos los que seguimos a Fernando nos hace temblar cuando entra en boxes o cuando los impresentables encargados de la transmisión del evento =La sextA= se encargan de acribillarnos a anuncios publicitarios en el peor momento. Vuelve a ocurrir, otra tuerca mal puesta, sea por la culpa que fuere. Saben que ha habido varios roces entre los coches y hay que prevenir y estar preparado ante las eventualidades. Pero Renault demuestra que no es un equipo campeón o no quiere ganar carreras, algo que veo ilógico e incomprensible, pero que pasa irremediablemente hasta ahora. Veremos lo que pasa en las cinco carreras que restan. Por lo demás, el mejor de los deseos a Kimi por su victoria extraña, en un gran premio extraño según lo acontecido durante toda la temporada. No es normal que Force India o Toro Rosso se lleven una pole y acaben segundos la carrera, cuando estaban sin puntuar todo el año. Todo huele. Tanto como que BMW marque doblete entre los diez primeros y que Mclaren caiga como lo hizo. Cada circuito es un mundo, pero no se crean diferencias abismales entre uno y otro con los coches y los pilotos. Mi opinión es que esto se ha quedado descafeinado y están preparando todo para un final emocionante. Añadir mi alegría por Fisico, su segundo puesto y su llegada a Ferrari. Estoy ansioso de ver lo que hace con un bólido rojo. Ya veremos, no se pueden tirar campanas al vuelo antes de...
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